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martes, 27 de julio de 2010

Recordando el pasado... Hace casi 40 años...


Recién recibí mensaje de una amiga muy querida que me hizo recordar cosas de mi pasado.


El día que llegamos a Curuzú, por ejemplo, a nuestra primera casa, la que está frente al Juzgado, que tiene la Virgencita delante, ahora. Era de Dn. Antonio Bobbio, creo. Y la alquilábamos. Con un patio-jardín hermoso al frente. Y un fondo tremendo detrás.
Bueno, el caso es que, estaba yo en la vereda, tratando de asimilar el terrible cambio que había experimentado mi vida...


De Buenos Aires a Curuzú, al que no conocía salvo por los libros de Historia, es un vuelco demasiado grande.


¡Y de una! Sin anestecia. Porque mis papis ya habían venido el año anterior, a ver y conocer la ciudad. ¡Pero nosotras...no!
Es como cuando alguien del interior se enfrenta por primera vez, con la gran ciudad. ¡Es un choque existencial! Y hay que pasarlo.
Pues como les decía, estaba en la vereda, pensando y mirando, con ojos grandes de asombro, todo lo que a mi alrededor sucedía. Y que nunca había visto.
Por ejemplo, ví, por vez primera, a un hombre a caballo, descender, atar el equino a una argolla que había en el suelo, cerca mio, debajo del árbol, frente a Foto Pablo. Y dirigirse, muy campante, dejando el animal, a la Tienda La Armonía, de los hermanos Wanon, que estaba en la esquina de mi casa nueva.


Piensen que, en Buenos Aires, donde había vivido hasta ese instante, los únicos caballos que había visto, eran los "caballeros", como les decía yo, a los caballos de los servicios mortuorios. Las carrozas fúnebres. Jaja.
Y en eso estaba, observando todo lo que por allí pasaba, cuando se acercan dos muchachos, descienden de una MOTONETA blanca, lindos y sonrientes, y me saludan, presentándose:


- Juan Ferreyra y Tono Crispo.


Y ya nos pusimos a conversar.


¡Fueron mis primeros amigos! El siguiente que se detuvo a conversar, ¡claro, chica nueva!, todo un acontecimiento. Fué Toto Alsina. También, una amistad que duró, como las otras, toda una vida.
Por la tarde, vinieron Perla y Mary Grossi, el papá Jhon, era Comisario, a sacarnos a dar vueltas en auto para que conociéramos la ciudad. A ellas se sumó Susana Paiba, un encanto. lo pasamos re bien. Charlamos de todo. Nos preguntaban de todo y nos respondían de todo. Era un intercambio bidireccional, jaja.
¡Qué chica nos parecía la ciudad...!
No se ofendan, pero piensen, hace 39 años atrás, no era como es ahora. No había ni pavimento en la Berón de Astrada, creo. Y si había, era la única pavimentada, y sólo el centro.


Así que, de verdad, era "la vuelta del perro".
Íbamos por una calle, pasábamos por el centro y volvíamos por la otra. Punto.
Las calles, rojas, de ripio.


Nos pasaban gente a caballo y/o jardinera, cosa que no habíamos visto nunca.


En fin... Todo era novedoso para nosotras, pobres chicas de ciudad!

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